“El Mollar vive durante casi todo el año de la pesca”, se apura en aclarar Migui Quesada, el único prestador de servicios para los deportistas autorizado que existe en esa localidad. El guía y empresario se emociona, habla y también se queja por momentos de este turismo que genera casi $ 1 millón por mes.

Ese pequeño espejo ubicado a unos 107 kilómetros de nuestra ciudad tiene fama nacional. En ningún otro lado del país se pueden pescar pejerreyes a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar. Y ese prestigio se transmitió de boca en boca.

Viernes 27 de noviembre. El sol no termina de decidir si seguirá oculto entre las nubes y la hostería de la Mutualidad se llena de diferentes tonadas. Santiagueños, catamarqueños, riojanos, salteños -en menor número- y tucumanos se mueven rápido. Al saber que no lloverá, se apuran por subirse al bote para tentar a las “flechas de plata”. Los gritos desesperados por algún olvido delatan el origen de los pescadores. La locura y la ansiedad sólo llegarán a su fin pasado al mediodía, cuando la mayoría salga del agua y comience con los preparativos para hacer el asado.

“Si no hago el fuego, los demás no comen”, bromea Julio Asaf, santiagueño hasta la médula. “En esta época del año, La Angostura es nuestro destino obligado. No sólo porque en nuestra provincia no tenemos esta pesca, sino por el paisaje y porque tenemos más servicios que en El Cadillal”, aclara mientras toma un trago de un delicioso tinto servido en un vaso térmico.

En un quincho, un grupo de riojanos, acompañados con los clásicos de Sergio Galleguillo, no paran de reírse. Recuerdan las anécdotas del largo viaje que realizaron desde su provincia hasta El Mollar. Y en 420 kilómetros de viaje y cinco horas de duración pueden ocurrir muchas cosas. “Mirá, hermanito, al pescador no le importan las distancias que deba recorrer con tal de pasarla bien. En este lugar encontramos buena pesca, dónde alojarnos, botes para alquilar y negocios para comprar todo lo que haga falta”, sostiene Juan Gutiérrez, que reniega de sus comprovincianos, que se llevan más de 500 ejemplares en cada excursión.

Nuevos oficios

El hotelero, el carnicero, el quiosquero, el panadero, el verdulero, el guía de pesca y hasta el farmaceútico saben que este tipo de turistas les pueden mover hacia arriba los índices de venta. “Tenemos dos tipos de clientes: el tucumano que siempre algo te compra y los que vienen de afuera que te llevan de todo. Los dos son bienvenidos”, bromea José Cruz, empleado de un miniservice de El Mollar.

Esta actividad también ha generado nuevos servicios, además de beneficiar a los visitantes. Matías Saguir es uno de los carnaderos más reconocidos de la provincia. Extrae mojarras, las hace filete y, después de un proceso especial, las comercializa como carnada. “En esta época la demanda crece mucho, ya que además de los pescadores tucumanos, también realizo ventas por mayor para que revendan en El Mollar o en Tafí del Valle. Con la llegada de fanáticos de esta actividad de otras provincias el consumo es mucho mayor”, aseguró.

Todos los deportistas conocen a Doña Norma. Ella es la que evita insultos y los malos tragos en el regreso a casa. Por $ 1,20 la unidad, se encarga de limpiar y filetear los ejemplares de “flecha de plata”. “Con mi marido encontramos la manera de ganarnos la vida y brindar un servicio. No hay mucho más por decir, salvo que los pescadores cambiaron mi presente”, dice mientras hace desfilar su cuchillo por el lomo del pescado.

Importancia

Quesada, que alquila botes en el embarcadero más importante de La Angostura, no duda: estima que entre viernes y domingo al menos 100 personas pescan embarcados. De ese número, el 70% son oriundos de La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero y, en menor número, de Salta y Jujuy.

Según el cálculo realizado por visitantes y empresarios, cada deportista gasta poco más de $ 700 por día, teniendo en cuenta combustible, alojamiento, carnada, desayuno, almuerzo y cena con bebida incluida, carnada, licencia de pesca, cigarrillos y fileteado de las piezas de cada captura. Estos valores se pueden modificar considerando la distancia que deben recorrer los deportistas, si tienen casa o no en El Mollar y si sólo gastan lo mínimo e indispensable en alimentos.

Los mollarenses aseguran que la temporada de pesca dura, cuanto mucho, ocho meses, por lo que los ingresos que generan el deporte superan los $ 7 millones. No se cuenta el mes en el que entra en veda, los casi dos meses de frío intenso y enero, donde no hay infraestructura necesaria para ofrecerles a esos turistas.

“La pesca le da vida a El Mollar fuera de temporada”, asegura Mabel Pucheta, administradora de la hostería de la Mutualidad. “Y ojo que no sólo me refiero a lo económico porque todos trabajamos gracias a ellos, sino porque se ve movimiento de gente en el pueblo. Los chicos, cuando no están en el lago, se mueven por la villa haciendo las compras y hasta tomando un café”, comenta.

Cambios

“Podríamos estar mucho mejor. Para ello es necesario cambiar muchas cosas y, la más importante, sin lugar a dudas, es la imagen que tiene El Mollar. Y la pesca puede ser una gran alternativa para hacerlo”, explica Quesada. Y no tarda mucho tiempo en pasar una lista de temas que, según su criterio, no pueden dejar de tratarse: mejorar la infraestructura, los servicios, incrementar los controles y mejorar la difusión.

Y el último punto es, justamente, el más polémico de todos. Si llegan turistas a La Angostura es porque su fama fue transfiriéndose entre los pescadores de todo el país y no porque haya un plan de difusión oficial.

Invitado por Rubén Marco, alma mater del ciclo “Vamos de pesca”, mañana arribará a la provincia Gabriel Paccioretti, uno de los referentes del fly cast a nivel nacional y columnista de El Pato, productora que edita una revista de tirada nacional y cuenta con un exitoso ciclo televisivo. Su idea es mostrar la pesca de truchas (en el río Los Sosa) y percas (en La Angostura) con mosca y, por supuesto, hablar de los pejerreyes. Se comunicó con los funcionarios del Ente Tucumán Turismo para pedir apoyo logístico. Hasta el momento le dieron alojamiento para una noche en una hostería. Increíble, pero aún están a tiempo de enmendarse.

Quesada sabe del enorme esfuerzo que realiza anualmente el personal de Flora y Fauna para mantener la población de las “flechas de plata” en el espejo. “Con eso no alcanza. Los trabajos de control tienen que ser mucho más fuertes. Los pescadores deben entender que el reglamento debe ser cumplido. Si todos cuidamos el tesoro, podremos disfrutarlo durante mucho tiempo. No hay que ‘matarlo’ para después lamentarse”, comenta el guía de pesca.

Los empresarios saben que no será sencillo contar con más infraestructura, pero al menos esperan que los clubes de la provincia consigan lo que vienen peleando hace mucho tiempo: contar con un lugar para que allí instalen sus sedes. Los más urgidos son los directivos del club de Pesca y Náutica de Concepción, pero los de Tucumán de Pesca y Regatas y Caza y Pesca de la UNT no se quedan atrás.

“Todo lo que sume será muy bien recibido por un pueblo que necesita la actividad para crecer”, concluye Quesada.


El informe del pique

 Los pejerreyes se hicieron desear durante todo el fin de semana pasado en La Angostura. Los mejores resultados se consiguieron pescando al barro (con Boya Anclada) cerca de la desembocadura del río El Mollar. A media agua, con equipos livianos, se capturaron en los lugares cercanos al medio del lago.

La mejor carnada

 Los pescadores coincidieron en señalar que la carnada que mejor resultado está dando en estos momentos es el filete de mojarra. Algunos le agregan aceite de sardinas Nereida u otro de pescado de mar. Por el momento, el cebo teñido de rojo es el más efectivo de todos. No hay que descartar las mojarras enteras.